SE REANUDA LA LIGAMX LEÓN VS MAZATLÁN

lunes, junio 09, 2008

EL CANTO DE LAS SIRENAS






LOS INCALUMNIABLES
Lunes 09 de Junio/2008

DÍA DE PRENSA
Se cumplió una vez más la cita anual del Día de la Libertad de Expresión en la Casa de la Corregidora. El gobernador Francisco Garrido Patrón reunió el jueves a los comunicadores de la mayoría de los medios de comunicación de Querétaro para compartir el pan y la sal, servidos por el excelso Sergio Massieu, de Le Cuisine. La reunión transcurrió sin discursos y más bien con un ánimo muy abierto, de auténtica convivencia, en el marco de respeto que ha caracterizado la relación de este mandatario con los periodistas.
La mesa principal fue ocupada por el jefe del Ejecutivo estatal, acompañado por su vocero Miguel Ángel Vichique y los directivos de DIARIO DE QUERÉTARO, Sergio Arturo Venegas Alarcón, Rogelio Garfias Ruiz, de Noticias; Mari Carmen Guerra Maccise, del Corregidor; José Luis Rodríguez, de Respuesta Radiofónica; Jaime Robledo, de Kiss FM; Jacqueline Caballero, de Radio Fórmula; Jaime Toscazo, de Televisa; Enrique Morales (padre e hijo) de XEVI de San Juan del Río; Mariano Ugalde, de XEJAQ de Jalpan y los conductores Andrés Estévez Nieto y Joaquín Sanromán.
Esta comida, la quinta de Garrido en el Día de la Libertad de Expresión, fue para muchos la mejor del sexenio, a juzgar por la cordialidad manifiesta entre los compañeros del arma y el anfitrión que hizo comentarios muy interesantes a los directores, como ese de que volvería a nombrar a todos sus colaboradores, incluyendo al renunciado Héctor Samuel Lugo Chávez, al que reconoció como amigo. El mandatario tuvo también muy buenos comentarios a la lealtad y eficiencia de sus colaboradores, pero especialmente para cuatro: Alfredo Botello Montes, Ricardo Anaya Cortés, Miguel Ángel Vichique y Lupita Murguía Gutiérrez, en ese orden. El ágape concluyó ya entrada la tarde entre felicitaciones de Paco Garrido para los comunicadores, a los que saludó de uno por uno, como siempre.
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Este es un valioso ejemplo que ilustra lo que el periodismo de la entidad representa; con sus honrosas excepciones, el gremio periodístico actúa como comparsa de un gobierno déspota y desinteresado por el sentir de la gente, de un gobierno al que le interesa quedar bien con aquellos que retratan una imagen errónea de su actuar por medio de notas excesivamente complacientes para tratar que la ciudadanía se forje una opinión favorable de este gobierno que ha demostrado ser bastante malo e ineficiente.
Ahora que Diario Monitor está enfrentando una andanada proveniente del oficialismo; en este momento cuando a.m. se encuentra en un enfrentamiento brutal con Oliva (gobernador de Guanajuato), este tipo de notas (la publicada por DIARIO DE QUERÉTARO), resultan vergonzosas, insultantes.
Cierto, aquí en Querétaro no se registra situación similar, pero no es porque exista tal libertad de expresión como la fanfarronamente festejada por el “brillante” columnista que redactó tales sandeces, más bien, porque la compra de espacios oficiales (con dinero del pueblo) alcanza para acallar muchas voces y lo más triste, conciencias, de aquellos que prefieren disfrazar la realidad, con tal de seguir aumentando sus cuentas bancarias unos, y seguir disfrutando las viandas que ofrece el gobierno (con dinero del pueblo) otros.
En lo personal, no me importa si Garrido saludó de mano y a uno por uno a todos los asistentes; tampoco me importa, si hizo comentarios interesantes y menos, si tuvo buenos comentarios dirigidos a determinados personajes de su administración, lo que me hubiera gustado y más aún, visto, es que reconociera la precariedad en todos sentidos en que se encuentra nuestro estado, y que hubiera lanzado estrategias viables para salvaguardar la estabilidad de esta entidad que dice gobernar.
También, me hubiera encantado que los representantes de los diversos medios presentes, hubieran aprovechado la cacareada libertad de expresión para cuestionar de forma honesta y respetuosa al mandatario sobre la serie de pifias que se han cometido durante su gestión pero no, por el contrario, la crítica sana fue sustituida por una obra de teatro donde solamente tuvieron cabida los bufones, charlatanes y chaperones, que hicieron de “la gran tarde” un enorme regalo de despedida para Garrido, más que festejo para los mismos periodistas, triste, pero así fue.

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