Confirma Guajardo consulta abierta para saber qué pasó…
Por Manuel Paredón
Lunes 17 de Agosto/2009
Noticias
El Partido Acción Nacional, insiste: ha desplegado una consulta abierta para conocer su fracaso en las pasadas elecciones.
José Edmundo Guajardo Treviño, dirigente del blanquiazul, confirmó lo anterior.
Explicó que la consulta se hará entre los candidatos que resultaron electos, consejeros y estructuras del partido (AN).
Dijo que ni tiene contemplado encuestar a los gobernantes, pero la podrían hacer.
Por otra vía, el comité Directivo Estatal decidió encargar este trabajo a la Secretaría de Estudios del propio partido preparen un documento global en todo el estado.
Señala que dicha Secretaría, determinaría en un momento dado si abre la consulta a la ciudadanía.
Algunas de las preguntas: “Como evalúan (sic) la elección del 5 de julio en el estado”; “La calidad de los candidatos del PAN”, “La unidad interna del partido (AN); “Financiamiento con el que contó”; “Las campañas de candidatos locales” “El apoyo del CEN en la campaña”; “Suficiencia de representantes del PAN en las casillas”; “El desempeño del presidente nacional del partido” y “por qué cree que perdió el PAN? ¿Por qué no ha sabido gobernar? ¿Por ineptitud de sus líderes?, “¿El partido está dividido?; “Las campañas no convencieron”, “Hubo malos candidatos”, entre otras.
*************************
Realmente no debe sorprendernos que Acción Nacional esté pensando en realizar este tipo de ejercicios para determinar las causas que lo llevaron al estrepitoso fracaso en las elecciones pasadas del 5 de julio.
Después de las infames campañas realizadas por sus candidatos, no podía esperarse que su dirigencia actuara de otra forma; sólo en ellos cabe la posibilidad de saber qué fue lo que pasó consultando a sus correligionarios que sí obtuvieron el triunfo en la elección fallida.
Pensé que dicho instituto político contaba con un departamento de análisis político que se dedicaba precisamente a dilucidar este tipo de cuestiones, pero por lo que se ve, no es así.
Sin embargo, no considero que haya mucho qué explicar ante las evidencias que resultan obvias, y todo parte de su composición estructural de corte vertical, donde el “jefe” del partido, quien toma las decisiones, no es la militancia ni mucho menos su dirigente, sino el que ocupa el cargo público de más alto rango, es decir, Francisco Garrido Patrón.
De ahí se derivaron una serie de anomalías que arrojaron los resultados desastrosos en julio pasado y que tienen al PAN sumido en la incertidumbre y desesperación de muchos que ya se veían ocupando cargos altos, medios y bajos dentro de la administración de gobierno.
La designación vía “dedazo” de varios de los candidatos contendientes, incluso, de aquéllos que resultaron electos (internamente) por una amañada consulta entre los mismos panistas, originó un malestar entre la militancia y esto a su vez una marcada división al interior del partido.
Dentro de los candidatos postulados, muchos no contaban con el perfil necesario para hacer frente a la contienda que, ya con antelación, se vislumbraba competida, principalmente en ciertos puestos como el de gobernador del estado, a pesar de que algunos medios (uno para ser precisos, Diario de Querétaro), predecían como mero trámite la elección y que era cuestión de tiempo el triunfo del panista al cargo aludido.
Y es precisamente con Manuel González Valle donde se debe centrar el análisis del quiebre (clivaje dirían los especialistas) del PAN en sus aspiraciones de seguir al frente del gobierno de Querétaro.
González Valle logró entrar (mas bien Garrido logró meterlo) como candidato al gobierno del estado con calzador; ya venía precedido de haber sido electo candidato al municipio capitalino desbancando (no con buenas formas) a Guadalupe Murguía, mujer panistas que contaba (y cuenta) con adeptos de un amplio sector del panismo local.
Desde ese entonces, Manuel ya cargaba una cruz a cuestas, no muy perceptible pero cruz a final de cuentas, y si a eso le agregamos que el oficialismo azul operó de formas antes tan criticables por ellos mismos, ocasionó que la gente de Querétaro empezara a recordar las viejas prácticas priistas que parecían desterradas.
Se trató de construir -e imponer- una candidatura con muy frágiles cimientos y fisuras nacientes que posteriormente se convirtieron en fracturas: un candidato débil por cualquier lado que se le viera, la cúpula panista había cargado los dados pero no se imaginó que también la suerte estaba echada y el desastre, estaba por venir.
El PAN basó sus expectativas de triunfo en tres vertientes principalmente: al supuesto buen gobierno que venían realizando sus representantes que ocupaban cargos públicos, la mercadotecnia exagerada en los medios de comunicación, y en la compra de votos por medio de un gasto exorbitante de parte del gobierno estatal y del mismo candidato, regalando insumos domésticos principalmente en las zonas más pobres del estado, es decir, lucrando con la pobreza, no les resultó.
Se olvidaron de un elemento crucial: la ciudadanía, esto se veía en cada una de las presentaciones masivas de González Valle, donde solamente asistían militantes panistas y “acarreados”, incluso en su propio cierre de campaña realizado en la explanada del Estadio La Corregidora, donde estuvo a medio gas y con la mayoría de los asistentes “acarreados” que haciendo enormes filas, esperaban afanosamente su dádiva.
Esta situación la detectó y aprovechó a la perfección el PRI, un vacío generado por la campaña panista que dio pie a que los tricolores crearan células ciudadanas que mucho hicieron por la causa de José Calzada Rovirosa.
Sin embargo, esta estrategia no hubiera resultado tan fácil de sostener, si González Valle no hubiera estado en el ojo del huracán durante varias semanas a causa del asunto generado por la participación de la empresa ConcreMas (de la cual Manuel González Valle es propietario) en varias obras tanto del gobierno del estado como del municipio capitalino, entre ellas el tan cuestionado Parque Bicentenario.
Esto le pegó a González Valle, y en serio. Se convirtió de dominio público y mucha gente con molestia justificada, decidió participar de una manera más activa y no simplemente votando, para promover el sufragio a favor del aspirante tricolor, poniendo en la balanza el antes y después del PRI, decidiendo (también gracias a la campaña de José Calzada) que el PAN había dejado de ser opción
González Valle (o sus asesores) se equivocó desde el momento de elegir su frase de campaña, “Vamos por más”, que a mucha gente (me incluyo) les pareció hasta cínica.
Una frase ambigua que para mala fortuna de Manuel, tuvo un impacto negativo en su imagen, es decir, muchas personas la interpretaron diciendo que quien iría por más sería el propio candidato, y más después de darse a conocer el caso citado de ConcreMas.
Estoy convencido que el candidato panista se encontraba arriba en las preferencias electorales al inicio de la campaña, no tanto como algunos trasnochados pensaban –y hasta lo publicaban- en su momento; sin embargo, el no dar respuestas convincentes en momentos álgidos, la falta de talento, de imagen, de oficio político entre otras carencias, hicieron que Manuel González Valle fuera perdiendo gas y esto ocasionó una derrota en cascada, llevándose consigo a varios candidatos azules a otros puestos que sí tenían posibilidades reales de ganar.
Estos son sólo algunos puntos que deben considerarse para explicar por qué perdió el PAN la gubernatura de Querétaro y otros espacios políticos, pero ya le corresponde a los dirigentes de este partido hacer lo propio para determinar con certeza las causantes del comportamiento electoral en la jornada del 5 de julio, aunque con los procedimientos planteados por su cúpula, dudo mucho que algún día lleguen a saber realmente qué fue lo que ocurrió.
Por Manuel Paredón
Lunes 17 de Agosto/2009
Noticias
El Partido Acción Nacional, insiste: ha desplegado una consulta abierta para conocer su fracaso en las pasadas elecciones.
José Edmundo Guajardo Treviño, dirigente del blanquiazul, confirmó lo anterior.
Explicó que la consulta se hará entre los candidatos que resultaron electos, consejeros y estructuras del partido (AN).
Dijo que ni tiene contemplado encuestar a los gobernantes, pero la podrían hacer.
Por otra vía, el comité Directivo Estatal decidió encargar este trabajo a la Secretaría de Estudios del propio partido preparen un documento global en todo el estado.
Señala que dicha Secretaría, determinaría en un momento dado si abre la consulta a la ciudadanía.
Algunas de las preguntas: “Como evalúan (sic) la elección del 5 de julio en el estado”; “La calidad de los candidatos del PAN”, “La unidad interna del partido (AN); “Financiamiento con el que contó”; “Las campañas de candidatos locales” “El apoyo del CEN en la campaña”; “Suficiencia de representantes del PAN en las casillas”; “El desempeño del presidente nacional del partido” y “por qué cree que perdió el PAN? ¿Por qué no ha sabido gobernar? ¿Por ineptitud de sus líderes?, “¿El partido está dividido?; “Las campañas no convencieron”, “Hubo malos candidatos”, entre otras.
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Realmente no debe sorprendernos que Acción Nacional esté pensando en realizar este tipo de ejercicios para determinar las causas que lo llevaron al estrepitoso fracaso en las elecciones pasadas del 5 de julio.
Después de las infames campañas realizadas por sus candidatos, no podía esperarse que su dirigencia actuara de otra forma; sólo en ellos cabe la posibilidad de saber qué fue lo que pasó consultando a sus correligionarios que sí obtuvieron el triunfo en la elección fallida.
Pensé que dicho instituto político contaba con un departamento de análisis político que se dedicaba precisamente a dilucidar este tipo de cuestiones, pero por lo que se ve, no es así.
Sin embargo, no considero que haya mucho qué explicar ante las evidencias que resultan obvias, y todo parte de su composición estructural de corte vertical, donde el “jefe” del partido, quien toma las decisiones, no es la militancia ni mucho menos su dirigente, sino el que ocupa el cargo público de más alto rango, es decir, Francisco Garrido Patrón.
De ahí se derivaron una serie de anomalías que arrojaron los resultados desastrosos en julio pasado y que tienen al PAN sumido en la incertidumbre y desesperación de muchos que ya se veían ocupando cargos altos, medios y bajos dentro de la administración de gobierno.
La designación vía “dedazo” de varios de los candidatos contendientes, incluso, de aquéllos que resultaron electos (internamente) por una amañada consulta entre los mismos panistas, originó un malestar entre la militancia y esto a su vez una marcada división al interior del partido.
Dentro de los candidatos postulados, muchos no contaban con el perfil necesario para hacer frente a la contienda que, ya con antelación, se vislumbraba competida, principalmente en ciertos puestos como el de gobernador del estado, a pesar de que algunos medios (uno para ser precisos, Diario de Querétaro), predecían como mero trámite la elección y que era cuestión de tiempo el triunfo del panista al cargo aludido.
Y es precisamente con Manuel González Valle donde se debe centrar el análisis del quiebre (clivaje dirían los especialistas) del PAN en sus aspiraciones de seguir al frente del gobierno de Querétaro.
González Valle logró entrar (mas bien Garrido logró meterlo) como candidato al gobierno del estado con calzador; ya venía precedido de haber sido electo candidato al municipio capitalino desbancando (no con buenas formas) a Guadalupe Murguía, mujer panistas que contaba (y cuenta) con adeptos de un amplio sector del panismo local.
Desde ese entonces, Manuel ya cargaba una cruz a cuestas, no muy perceptible pero cruz a final de cuentas, y si a eso le agregamos que el oficialismo azul operó de formas antes tan criticables por ellos mismos, ocasionó que la gente de Querétaro empezara a recordar las viejas prácticas priistas que parecían desterradas.
Se trató de construir -e imponer- una candidatura con muy frágiles cimientos y fisuras nacientes que posteriormente se convirtieron en fracturas: un candidato débil por cualquier lado que se le viera, la cúpula panista había cargado los dados pero no se imaginó que también la suerte estaba echada y el desastre, estaba por venir.
El PAN basó sus expectativas de triunfo en tres vertientes principalmente: al supuesto buen gobierno que venían realizando sus representantes que ocupaban cargos públicos, la mercadotecnia exagerada en los medios de comunicación, y en la compra de votos por medio de un gasto exorbitante de parte del gobierno estatal y del mismo candidato, regalando insumos domésticos principalmente en las zonas más pobres del estado, es decir, lucrando con la pobreza, no les resultó.
Se olvidaron de un elemento crucial: la ciudadanía, esto se veía en cada una de las presentaciones masivas de González Valle, donde solamente asistían militantes panistas y “acarreados”, incluso en su propio cierre de campaña realizado en la explanada del Estadio La Corregidora, donde estuvo a medio gas y con la mayoría de los asistentes “acarreados” que haciendo enormes filas, esperaban afanosamente su dádiva.
Esta situación la detectó y aprovechó a la perfección el PRI, un vacío generado por la campaña panista que dio pie a que los tricolores crearan células ciudadanas que mucho hicieron por la causa de José Calzada Rovirosa.
Sin embargo, esta estrategia no hubiera resultado tan fácil de sostener, si González Valle no hubiera estado en el ojo del huracán durante varias semanas a causa del asunto generado por la participación de la empresa ConcreMas (de la cual Manuel González Valle es propietario) en varias obras tanto del gobierno del estado como del municipio capitalino, entre ellas el tan cuestionado Parque Bicentenario.
Esto le pegó a González Valle, y en serio. Se convirtió de dominio público y mucha gente con molestia justificada, decidió participar de una manera más activa y no simplemente votando, para promover el sufragio a favor del aspirante tricolor, poniendo en la balanza el antes y después del PRI, decidiendo (también gracias a la campaña de José Calzada) que el PAN había dejado de ser opción
González Valle (o sus asesores) se equivocó desde el momento de elegir su frase de campaña, “Vamos por más”, que a mucha gente (me incluyo) les pareció hasta cínica.
Una frase ambigua que para mala fortuna de Manuel, tuvo un impacto negativo en su imagen, es decir, muchas personas la interpretaron diciendo que quien iría por más sería el propio candidato, y más después de darse a conocer el caso citado de ConcreMas.
Estoy convencido que el candidato panista se encontraba arriba en las preferencias electorales al inicio de la campaña, no tanto como algunos trasnochados pensaban –y hasta lo publicaban- en su momento; sin embargo, el no dar respuestas convincentes en momentos álgidos, la falta de talento, de imagen, de oficio político entre otras carencias, hicieron que Manuel González Valle fuera perdiendo gas y esto ocasionó una derrota en cascada, llevándose consigo a varios candidatos azules a otros puestos que sí tenían posibilidades reales de ganar.
Estos son sólo algunos puntos que deben considerarse para explicar por qué perdió el PAN la gubernatura de Querétaro y otros espacios políticos, pero ya le corresponde a los dirigentes de este partido hacer lo propio para determinar con certeza las causantes del comportamiento electoral en la jornada del 5 de julio, aunque con los procedimientos planteados por su cúpula, dudo mucho que algún día lleguen a saber realmente qué fue lo que ocurrió.
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