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domingo, abril 03, 2011

NARCOTRÁFICO

Indignación y hartazgo
De todo Estado nacional fallido se derivan -obvio es- expresiones fallidas regionales... Muestra a escala de la descomposición social generalizada en México y, más aún, de la manifiesta incapacidad política para contenerla, Morelos se desbocó: 80 asesinatos perpetrados en lo que va del año... nada menos que cinco veces la cifra del primer trimestre de 2010. El récord del gobernador Marco Antonio Adame es, pues, de mil 500 ejecuciones en un lustro. Dos de ellas suman su carga de indignación y hartazgo en una entidad paralizada por el miedo: la del líder local de la CTM y la del hijo del poeta Javier Sicilia, articulista de Proceso.
Por José Gil Olmos
Proceso 1796 / 3 de Abril de 2011
CUERNAVACA, MOR.- A la Autopista del Sol, la vía que conduce a Acapulco, los morelenses la empiezan a llamar "la ruta de la muerte" pues en el tramo que pasa por esta ciudad ha sido arrojada la mayoría de los 335 ejecutados del último año en Morelos.
La violencia parace imparable en este lugar que hasta hace poco era una especie de paraíso. Hoy Morelos se ha vuelto un infierno; sus habitantes han visto cómo la indolencia del gobernador Marco Antonio Adame Castillo ha convertido la entidad en campo de batalla de los grupos criminales que se disputan la plaza tras la muerte de Arturo Beltrán Leyva y la detención de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie.
En lo que va del año han sido 80 las ejecuciones, cinco veces más que en el primer trimestre de 2010. La mayoría de los muertos han sido jóvenes. Casi un asesinato diario sin que el ejército o las policías municipal, estatal ni federal hayan detenido a un solo responsable.
Pero toda esa violencia parece no afectar al gobernador panista. Ante la crisis generada el 27 de marzo -cuando encontraron ejecutado a Juan Francisco Sicilia junto con otras seis personas, todos con signos de tortura- fue salvado por su correligionario, Felipe Calderón, quien se comprometió ante Javier Sicilia a que el caso se resolvería.
Adame también recibió el espaldarazo del secretario de la Defensa, el general Francisco Galván, quien viajó a Cuernavaca el 30 de marzo para encabezar la reunión del gabinete de seguridad estatal y sacarlo del atolladero.
El asesinato del hijo del poeta y articulista de Proceso Javier Sicilia ha provocado una ola de protestas de la sociedad morelense y de diversos grupos de obreros, campesinos y empresarios contra el panista.
Durante cuatro días Adame no apareció públicamente. Después de la reunión de seguridad con el general Galván, dijo: "Se trate de quien se trate habrá identificación y castigo a los responsables (...) tenemos confianza y estamos trabajando coordinadamente (...) comprometiendo todos los recursos del estado para que éste y otros casos sean debidamente aclarados, y sus responsables, castigados con todo el peso de la ley".
Sólo entonces el procurador estatal Pedro Luis Benítez Vélez afirmó que había avances en la investigación y que ya estaban identificados algunos posibles responsables, que incluso podrían ser policías.

Piden la cabeza del gobernador

La tarde del 28 de marzo de 2010, en la cancha de futbol de la colonia Pro-Hogar del municipio de Emiliano Zapata, 11 jóvenes electricistas y albañiles bebían cerveza luego de jugar un partido. De pronto se acercaron dos camionetas de las que bajaron hombres armados que rodearon a los jugadores, los golpearon y los levantaron.
Dos días después los cuerpos de seis de esos jóvenes fueron arrojados al lado de la Autopista del Sol. Los otros cinco siguen desaparecidos. Ningún responsable del múltiple crimen ha sido detenido.
El impacto de la violencia y el incremento de la presencia del crimen organizado, dicen las autoridades estatales, no ha paralizado la vida en la entidad. No es como Ciudad Juárez", afirma en entrevista con este semanario el procurador Benitez. Pero en los hechos ambos fenómenos ya hicieron mella en la entidad. Según el expresidente de la Coparmex local, Juan Carlos Salgado Ponce, el turismo ha caído hasta 60%, a pesar de que el gobierno federal asegura que ha aumentado 4%.
Para la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos (CIDHM) la inseguridad, la violencia y el poder del crimen organizado ha roto el tejido social, provocando la migración a otras entidades.
Sobre todo, dice la CIDHM a Proceso, hay miedo en la población que ha visto afectada su vida al tener medidas extremas de precaución: no hablar del crimen organizado en lugares públicos o en taxis, reducir sus salidas a divertirse, no transitar de noche por carretera y no confiar en la policía, por la sospecha de que obedece al crimen organizado.
El 16 de abril del año pasado, recuerda José Hernández, dirigente del organismo de derechos humanos, los cuernavaquenses incluso acataron el toque de queda supuestamente decretado para ese día por el cártel del Pacífico Sur, que avisaban que pelearían contra el grupo de La Barbie.
Pero la inacción y el silencio de los morelenses se rompieron en los últimos días luego de los asesinatos -cometidos con una semana de diferencia- del dirigente local de la CTM, Tito Barrera Ocampo, y de Juan Francisco Sicilia, que concitaron manifestaciones en las que miles de ciudadanos exigieron que se detenga la estrategia de guerra contra el narcotráfico declarada por Felipe Calderón, y la salida del gobernador.
Desde el 27 de marzo, cuando fueron hallados los cuerpos del joven estudiante y de otras seis personas, todos los días ha habido en Cuernavaca protestas de diversos grupos sociales que exigen "alto a la guerra" y "no más sangre" y que montaron un altar en el Zócalo; ahí, entre velas y flores, colocaron una lámina que dice "que renuncie el gobernador"
En los últimos cinco años, Morelos ha acumulado mil 200 ejecuciones vinculadas con el crimen organizado e igual número de desapariciones reportadas e igual número de desapariciones reportadas ante la Procuraduría General de Justicia del Estado, lo que hace a la entidad la quinta más violenta del país, según el Sistema de índices e Indicadores en Seguridad Pública (SIIS) elaborado el año pasado por el Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC).
"El gobierno está rebasado completamente. No hay un solo responsable detenido. Hay una crisis de instituciones, de credibilidad, de legitimidad y de respuesta a la ciudadanía. Están en crisis el Poder Ejecutivo del estado, el Legislativo y de justicia", dice a Proceso José Hernández.
Describe un ambiente de terror entre la ciudadanía a raíz de los hechos violentos cometidos por uniformados: la prensa local ha dado cuenta de operativos en los que policías y soldados con sus vehículos blindados han derribado portones de casas presuntamente para detener a narcotraficantes en colonias populares de Cuernavaca, como la Flores Magón, Carolina y La Barón.
"El Ejército no ha resuelto el problema de la inseguridad, lo ha incrementado en todo el estado porque realiza detenciones arbitrarias, allanamientos en colonias populares donde los soldados llegan encapuchados, con armas de alto poder, y entran violentamente. La gente no sabe de qué se trata, si son sicarios, policías o soldados", dice el defensor de derechos humanos.
"La guerra que ha declarado Calderón en todo el país ha producido más violencia y 35 mi muertos, sin erradicar el problema de la droga (...) Lo mismo pasa en Morelos con el gobernador Adame. Está generando una crisis muy fuerte, la ruptura del tejido social y el involucramiento de grupos policiacos en acciones ilícitas", insiste Hernández.
Lo mismo opinan representantes de otros sectores de la sociedad morelense que también padecen el crecimiento desmesurado de la violencia desde el inicio del año.
Juan Carlos Salgado, quien presidió la Coparmex de Morelos hasta marzo y es secretario del Consejo Coordinador Empresarial en el estado, sostiene: "Lamentablemente, se ha disparado el índice delictivo de manera impresionante. Los ciudadanos vivimos atemorizados por la falta de seguridad y de las garantías indispensables para poder vivir en paz". Agrega un dato preocupante: no se ha deteniudo a nadie por los asesinatos ligados al crimen organizado que han ocurrido en Morelos.
"Lo grave (...) es que de todas las ejecuciones que llevan en los últimos dos años (...) no ha habido ningún detenido, ningún responsable. El procurador del estado siempre menciona que es competencia de la federación y ésta, que es competencia del estado y los ciudadanos quedamos indefensos en medio de todo esto", asegura Salgado.
-¿El gobernador se ha visto incapaz de manejar esta situaciòn? -se le pregunta.
-Lo que siempre he expresado, y se lo dije a él, es que a fin de cuentas la seguridad depende del gobernador del estado y de él dependerá que los presidentes municipales hagan bien sus funciones. Sobre todo, que el secretario de Segurida Pública dé resultados y procurador también. Su jefe inmediato es el gobernador y debe encargarse y supervisar las actividades que estén haciendo o también las que no se estén haciendo.
Los dirigentes de la CTM en Morelos opinan lo mismo luego de que uno de sus líderes históricos, Tito Barrera, fuera asesinado el 21 de marzo en Cuernavaca por un pistolero que circulaba en motocicleta.
Los cetemistas marcharon el 27 de marzo por el centro de la capital morelense. Acompañado por unas 3 mil personas, el dirigente local de la CTM, Vinicio Limón, gritó en la Plaza de Armas. "¡Ya déjense de pendejadas! Los tres niveles de gobierno son responsables de la inseguridad que priva en la entidad. Pónganse a trabajar de inmediato y restablezcan la seguridad a las familias morelenses porque de no hacerlo, nadie va a querer salir a votar el próximo año".
Ese mismo día, a las seis de la mañana en la entrada del fraccionamiento Las Brisas, la policía localizó un automóvil con siete personas ejecutadas. Seis hombres y una mujer amarrados de pies y manos y asfixiados con cinta canela. Entre ellos, Juan Francisco Sicilia, de 24 años.

Los iban siguiendo

Quienes conocieron a Juan Francisco Sicilia Ortega dicen que era un buen deportista y estudiante, de carácter fuerte pero amable. Sin vicios.
"Era un joven talentoso, deportista, aplicado e inteligente", lo describe Juan Carlos Salgado POnce, dueño de la Universidad Americana, donde estudió Juan Francisco. Sus amigos añaden que se comprometía con causas sociales -viajó a Chiapas para conocer el conflicto indígena-, ambientales y de defensa de los animales.
Su padre, el escritor Javier Sicilia, afirma que era buen muchacho, sin vicios, y que junto con sus amigos se dedicaba a trabajar, estudiar, divertirse como todos los jóvenes y, sobre todo, aclara que no eran informantes.

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