La forma en que Francisco Garrido ha ejercido el poder en Querétaro, ha mantenido una constante durante todo su periodo de gobierno; se ha deshecho de comunicadores que no le son afines a sus propios intereses, ha encubierto crímenes cometidos por personas que pertenecen a su mismo círculo social, ha operado incluso, en contra de sus propios correligionarios, ha encarcelado a líderes sociales que se han atrevido a señalar las arbitrariedades de este sujeto y de su grupo yunquista, y, más recientemente, mantiene una fuerte participación en las elecciones del Sindicato de Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado (STSPE), por medio del patrocinio de grupos de trabajadores (esquiroles) del mismo sindicato adversos a la posición del actual Comité y que de llegar a ocupar el cargo sindical, entregarán en bandeja a sus compañeros al voraz aliado.
El gobierno panista, basa el "exito" de sus operaciones en un férreo control informativo sobre todos aquellos que considere opositores a sus políticas clasistas, este método, va desde la intervención telefónica, infiltración en los grupos adversos y seguimiento personal de líderes de organizaciones diversas, en una palabra, ESPIONAJE, al puro estilo de la Alemania NAZI.
Querétaro no vive en paz como pregona Garrido y como lamentablemente muchos creen, la situación es asfixiante para los pequeños empresarios que no cuentan con las canonjías que se le otorgan a los grandes inversionistas, el desempleo va en aumento al igual que la delincuencia, raquiticos salarios, el campo, abandonado porque no es prioridad para el gobierno, caos en la construcción de "vialidades" sin más operación que el lucimiento y el despilfarro de los recursos públicos (y que por cierto, los medios de cominicación locales guardan silencio ante esta situación tan evidente)
Un ejemplo de como este (des)gobierno llega al límite de la radicalización de sus acciones, es la narrada por los compañeros de Antorcha Campesina:
Para obligar a quienes exigen la libertad de Cristina y Pánfilo y la solución a demandas de pueblos y colonias populares a que levanten el plantón que sostienen desde hace más de un año, frente al palacio de gobierno, las policías estatal y municipal les tienen puesto un cerco permanente desde el cual los insultan, los amenazan, los obligan a mantenerse apretujados en un reducido espacio y, cada cierto tiempo, valiéndose de cualquier pretexto, los agreden físicamente y los detienen sin orden judicial alguna, contra todo derecho. En últimas fechas, la hostilización ha alcanzado límites grotescos como el prohibirles que sus mantas y lonas toquen siquiera, en alguna forma, el piso, los árboles y los postes de luz de la ciudad, repartir volantes en la vía pública y, finalmente, impedirles que depositen algún tipo de utensilio en el piso de la plaza donde se encuentran acampados. Las personas que están en el plantón tienen que comer al mismo tiempo que sostienen en alto los utensilios de cocina, so pena de que, si uno solo de estos enseres toca el suelo, serán detenidos inmediatamente y sin escapatoria posible, acusados, además, de “resistencia de particulares”.
Por cierto, nos mandan un mesaje miembros de esta organización, de que Cristina Rosas, detenida en el penal de San José el Alto, requiere de una operación con carácter de urgente, por lo que, hacemos un llamado a presionar por todos los medios (Comisión Estatal de Derechos Humanos, manifestaciones, correos electrónicos a las autoridades, etc.) para que accedan a la brevedad a la atención de tan importante requerimiento.
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