
Jueves 28 de diciembre/2006
Contra 330 pacientes que el Centro de Integración Juvenil atendió en el 2005, en el presente año se llevan 370 pacientes y se cerrará el ciclo con una cifra cercana a los 390.
Ello significa que hay una mayor demanda de los servicios, que los programas de prevención para detección y tratamiento oportuno están funcionando, por lo que el próximo año se intensificarán las actividades relativas a la construcción de redes de apoyo con los padres de familia.
Tras considerar que el crecimiento en la atención de pacientes es de un 18 por ciento, subrayó que ello indica que el CIJ tiene mayor presencia. Sin embargo también reconoció que el consumo se ha incrementado en alcohol y tabaco, en tanto que cocaína, crack, afetaminas y drogras de diseño, han impactado y se han incrementado.
Además de los cambios cuantitativos, también los hay cualitativos. "Hay cambios muy fuertes, las drogas de diseño son las que están de moda: antes se hablaba de la marihuana y la cocaína, pero ahora de las drogas de diseño, que son más peligrosas porque no hay claridad sobre sus efectos para cada persona". Y concluyó: "La gente está consumiendo cada vez más".
En drogas de diseño, agregó, se debe considerar un consumo a menor edad, por lo que hay una importante de los padres de familia, para vigilar qué están consumiendo sus hijos. Por cuanto hace a la participación por sexo, refirió que anteriormente de Cada 10 personas una es mujer; ahora, por cada tres personas, una es mujer, pues las chicas están tomando al mismo nivel de los hombres, no obstante tener metabolismos distintos.
Agregó que de cada 10 pacientes, cuatro no vuelven a reincidir, y otros dos dejaron de consumir al incorporarse a alguna actividad laboral. Explicó que la capacitación en las escuelas se pasó de unos 30 a unos 50 grupos de padres de familia capacitados. El año anterior se tuvo un impacto de información en 15 mil 200 padres de familia, contra más de 18 mil que se registran en la actualidad.
También se cuenta con un padrón de 64 grupos de voluntarios, los cuales trabajan con el CIJ en actividades específicas de prevención, privilegiando los círculos de lectura, los que operan en las escuelas, en las comunidades y en las empresas.
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Aquí hay un claro sesgo en el manejo de la información proporcionada por las autoridades competentes (o debería decir incompetentes?) con respecto a la drogadicción en los jóvenes queretanos.
Si están acudiendo más jóvenes adictos a los Centros de Integración Juvenil para su rehabilitación, no es porque los programas de prevención estén funcionando, es una lógica mal aplicada, o bien palicada a su conveniencia, según sea el caso.
Contrariamente a este pensar del funcionario patito que aquí opinó, los programas preventivos (si es que los hay) no han servido para ni madres, la drogadicción sigue en aumento y principalmente entre la población más vulnerable que en este caso, son precisamente los jóvenes.
Y si a esta situación le agregamos que el "Operativo Michoacan" echado andar por el nuevo ciudadano pendejete, Felipe Cagadón, que lo único que está ocasionando es que se de el fenómeno 'cucaracha' pues algunos narcos encontraran refugio en esta localidad sin mayor problema, no de la manera que ellos esperan, pues influye tanto el número de pobladores urbanos y rurales, como el número de consumidores que actualemte existen en el mercado local, lo cual no convierte a Querétaro en un mercado muy atractivo que digamos, pues se verían en la necesidad de iniciar un trabajo de posicionamiento a gran escala lo que dificilmente se daría por el pequeño número de habitantes de la región, no por que las autoridades sean muy avispadas, todo lo contrario, talvez sería de ellas de quien en primer plano encontrarían apoyo incondicional.
Lo ya alarmante es que son las mismas declaraciones de por lo menos hace dos años, no hay avances en la prevención que es en sí la mayor tarea de las autoridades, pero si van a apostar por la sanción pues ya pueden ir construyendo otro penal, o un segundo y tercer piso al actual, porque la drogadicción es un fenómeno social progresivo si se deja a la deriva.
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