Museos, jardínes, calles adoquinadas, centros de culto barrocos (iglesias), bellas plazas y por supuesto, exquisitas gorditas de migajas, queso y los infaltables chimenes.
Sin embargo, hay algo que no encaja en el ritmo cada vez menos lento y complaciente de la zona centro queretana, precisamente el corazón de la ciudad y sus áreas circundantes sobre todo al oriente de la misma (Constituyentes), se han convertido en zonas exclusivas de los 'yuppies' y demás farolones que bajo el amparo de las autoridades hacen y deshacen en los proliferantes antros citadinos.
Para nada es que esté mal que los "junior's" se diviertan, creo que es lo normal, pero da la casualidad que la mayoría de los bares y cantinas ubicados en la zona centrica de la ciudad (hablando del primer cuadro) están destinados a recibir a los adinerados y a otros pocos que sueñan estar entre ellos.
Gente que se dice bien, son los parroquianos que más frecuentan estos lugares que nuestras "brillantes" autoridades han permitido instalarse incluso a costa de la invasión de espacios públicos, como son el caso de los establecimientos ubicados en Plaza de Armas, Jardín Corrgidora y en la Plaza de la Constitución, bajo el portal, en otra ocasión, transitable para cualquiera, ahora, exclusivo de comensales con determinadas características.
La gente menos agraciada económicamente, les ha sido asignada la zona de mercados para su degustación culinaria en compañia de las mejores bebidas de la entidad, corona, victoria, indio, negra modelo, especial o una león bien muerta.
Tampoco se trata de forzar la convivencia entre las ya bastante polarizadas clases sociales, pero tampoco, que la prioridad se esté dando de forma tan acentuada para los fresas infelices (no todos) en los espacios céntricos.
Quizá pareciera un mero detalle demasiado quisquilloso y que se debería restar importancia; de ninguna manera, es una clara muestra de la composición de nuestra sociedad, porque no sólo es el tema de a quién se dirigen los lugares de convivencia mejor conocidos como antros, también está la cuestión de a quién se le conceden los pesmisos para operar dichos establecimientos, no sería lo mismo si el solicitante del permiso fuera Juan Pérez, que Juan Alcocer, Juan Nieto, Juan Urquiza o Juan Ruiz Obregón, es decir, es la acción concretada del pensamiento gubernamental, hacer lo que ellos (gobierno) creen que está bien y que es lo mejor para la sociedad, que en otros términos, sería para un determinada sector de la misma.
De cualquier forma, los más chingones son el BQ, La Posta, La Castellana, El Crucero, El águila de Oro, El Luchador, El Carrusel y los demás del barrio que es donde se pone chingón el ambiente (algo pesado a veces) y se conoce el sentir de los de abajo, que somos mayoría. SALUD
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