SE REANUDA LA LIGAMX LEÓN VS MAZATLÁN

martes, abril 01, 2008

EL "41" Y LA INTOLERANCIA

En plena gestación de la Revolución Mexicana y en el ocaso del régimen porfirista, se suscitó un evento que vino a darle un “mote” a las personas de orientación sexual distinta a la heterosexual (homosexuales pues).
Sucede
“…que una noche la policía capitalina invadió a golpe de sorpresa cierta lujosa casona de la calle de Rosales, en el corazón mismo de la ciudad, donde, a decir de los vecinos, ocurrirían cosas muy raras en cuanto el sol se echaba de clavado desde el Ajusco:”[1]
Según el escritor, en dicha fiesta asistieron homosexuales los cuales se maquillaron, vistieron de mujer, bailaban una polka y cantaban haciendo un ruido estruendoso, situación que impidió que se percataran cuando la policía violó la cerradura y entró sorpresivamente sucediendo lo siguiente:
“Cuarenta detenidos fueron identificados por la malévola opinión pública, pero hubo uno al que se “tapo” lo necesario para que no le fuera vista la cara, siendo conducido rápidamente a un coche particular. Desapareció a poco entre la picante sensación de la gentuza.”[2]
Bueno, pues a decir de Roberto Moheno, el “tapado” era ni más ni menos que el yerno de don Porfirio, Don Ignacio de la Torre, quien al ser identificado por los policías fue preciso que lo escondieran para que no pudiera ser identificado por la gentuza y se “manchara” su reputación.
El caso es que hasta el día de hoy muchas personas siguen utilizando peyorativamente el término 41 para señalar a los homosexuales, incluso, en la Zona Rosa de la Ciudad de México, existe (o existía) un bar-discotec con este nombre pero en ingles (forty one) donde acudían en su mayoría personas homosexuales.
¿Y esto qué? Pues resulta que alguien –bien informado- me comentaba que en conocido fraccionamiento de lujo al noroeste de la ciudad (El Campanario), se realizan festines del tipo que reseñó Roberto Blanco Moheno en su libro Zapata, lo cual de por sí no tiene nada de sorprendente, pues en muchas colonias de la ciudad ya tiene tiempo que se llevan a cabo estas reuniones y más aún, tiene que ser así por la persecución de la que es víctima este sector de parte de (paradójicamente) los gobierno municipal y estatal panistas.
Lo relevante del caso (que viéndolo objetivamente no lo es tanto) es que a las bacanales arriba señaladas, llegan personalidades del ámbito periodístico a nivel nacional y de los espectáculos, incluso, algunos que se las dan de muy galanes y que efectivamente cuentan con un chingo de fanáticas, arriban a departir gustosos lo que en esas fiestas se ofrece.
Lo hasta aquí comentado no es de ninguna manera para exhibir, ni mucho menos, criticar a las personas homosexuales; por el contrario, es para hacer conciencia sobre la intolerancia que existe en nuestro estado contra este y otros sectores sociales.
Si, porque para muchos es conocido quienes de las altas esferas de gobierno, del periodismo y de otros sectores pertenecen a este grupo, y a pesar de ello, son los primeros que discriminan y persiguen la diversa forma de pensar, de vestir, de sentir, y que son guiados por el hipócrita brazo “benefactor” de la iglesia católica, a buen árbol se arriman los desvalidos.

[1] Moheno, Roberto, (1970), Zapata, ed Diana p. 46
[2] Ibidem p47

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