Prácticamente todos
los fenómenos de cualquier orden que rigen la vida sobre la tierra, encuentran
una explicación en las diferentes ramas de las ciencias, según sea el caso; sin
embargo, los fenómenos sociales se diferencian en su estudio a los fenómenos
físicos, químicos y biológicos, entre otros, a que las variables o sustancias
empleadas en estos últimos, utilizados para manipular los experimentos,
mantienen un comportamiento más uniforme, debido a que el objeto de estudio en
los fenómenos sociales, es el más complejo de los elementos: el ser humano, ya
sea como individuo, o como organización.
Si bien existen
comportamientos generales en ciertas sociedades o individuos, al científico
social le resulta complicado establecer patrones de comportamiento debido a la
infinidad de variables que pueden y deben ser consideradas para el estudio tan
sólo de un solo fenómeno registrado dentro de la sociedad, como puede ser, por
ejemplo, una elección, donde son muchos los calificados para emitir una
opinión, pero muy pocos los acertados, situación que no hace mucho, apenas
tuvimos la oportunidad de corroborar.
Volvamos al caso de
las elecciones que tuvieron lugar en julio pasado en nuestro país. Esto resulta
bastante interesante, pues las variables más importantes nunca fueron los
mismos candidatos, sino, precisamente, su entorno: participación de los medios
de comunicación, nivel educativo de los votantes, sistema político imperante, comportamiento y aplicación de las leyes,
movilizaciones espontáneas y orquestadas, recursos económicos, estructuras y,
por supuesto, la campaña misma.
Para el científico
social comprometido, el método de investigación más concurrido sigue siendo sin
duda alguna, por su eficacia: la observación. Lo malo, es que dicho método no
es utilizado por la mayoría de “científicos sociales” no comprometidos que día
con día realizan y proyectan “análisis” al por mayor en los diversos medios de
comunicación a lo largo y ancho del país, de ahí que prácticamente ninguno
acertó a lo acontecido posterior a la elección presidencial.
El trabajo del
científico social realizado con disciplina, conocimiento y convicción, resulta
apasionante, pues no sólo puede interpretar y explicar comportamientos
registrados en el pasado, también, puede predecir, prevenir y encauzar
comportamientos venideros, es algo así como la lectura de cartas pero
considerando elementos reales y sustentando el análisis, sobre una base
científica.
Lo anterior se
desprende, a que hace algunas semanas, una persona solicitaba de manera
eufórica “pruebas” a ciertas aseveraciones realizadas por mi persona en una
publicación. Esta persona, dentro de su evidente formación limitada, cree que
el resultado de un estudio realizado sobre todo comportamiento individual o de
grupo, debe ir acompañado de fotografías, y videos, documentos sellados y con firmas o,
declaraciones verbales; si ese fuera el caso, los antropólogos e historiadores,
sin contar a politólogos, filósofos, sociólogos y psicólogos, sencillamente, no
tendrían campo de estudio, pues poco de registros de los antes mencionados pueden obtener del
estudio del pasado y aun, del presente.
El estudio de
cualquier ciencia, abre una puerta enorme a un mundo tan infinitamente
desconocido como emocionante y enriquecedor, basta con observar una sola gota
de agua recorrer un vaso; la flama en un cerillo extinguirse, o una sola estrella brillar en el firmamento… una sola…
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