La pesca del enorme y temible tiburón realizada el pasado sábado por la mañana en aguas del Pacífico, sigue generando júbilo y festejo entre sus captores y demás oportunistas que intentan ser partícipes de la fama que rodea a la flota ejecutora de tal hazaña.
No es para menos. El tamaño del espécimen dará de comer por un largo tiempo, a un buen número de parásitos que, no obstante de no estar ni cerca de esta cacería, ya comienzan a regodearse por el sólo hecho de ser parte del naviero llamado. Tricolor.
La noticia, ha sido replicada en todos los mares y reconocida lo mismo por capitanes de barcos pesqueros que por los más grandes y lujosos cruceros que a diario transitan por los diferentes océanos alrededor del mundo, lo cual, le ha otorgado una fama de valiente y audaz al jefe de la odisea, Enrique Tres Libros Peña.
En tanto, Querétaro sigue siendo una isla donde -según mencionan sus aletargadas autoridades-, no pasa nada y la presencia de piratas es nula, a pesar que los hechos demuestran lo contrario; pero la percepción es cambiada, gracias a los panfletos y voceros que difunden a cada momento decenas de fotos y notas irrelevantes utilizadas con la intención de mantener cubierta la descuidada isla, bajo una densa capa de mentiras e irresponsabilidad.
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